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-- La historia normal: octubre 2009
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martes, octubre 20, 2009

Llueve

Lluvia.

Afuera solo lluvia.

Hago un esfuerzo por levantarme de la cama para corroborar lo que mis oídos escuchan, lluvia fuerte que se encarga de refrescar la ciudad que ardía de seca.

Adentro solo lluvia.

Cada uno de mis huecos se inunda, mi corazón no para de gotear, esta empapado, no sabe en donde seguir acumulando tanto liquido así que el cerebro le ordena a los ojos que traten de ayudarlo. Empiezo a desbordarme gota a gota. Es difícil aceptar que ya no estás, que te fuiste un día como se va el verano, despacito, apagando tu sol para convertirte en vapor de nubes, nubes que hoy son lluvia y me rebasan.

Fue en Agosto cuando ya no te encontré, me canse de dejarte recados, en el vidrio de tu casa, por debajo de la puerta, en tu grabadora que fue testigo silencioso de mis desafortunados esfuerzos por lograr una carcajada cada vez que escucharas mi monologo dedicado a ti. Háblame, Bernardito, no te tardes, rapidito, Berno, Berno, toma el teléfono y hablame, hablame mucho, no guardes mas silencio. Bernardote el mas calladóte, no te sirven de nada estos mensajótes. Recados cuyo único objetivo era hacerte reír y que me hablaras como siempre, pero eso no sucedió.

Fue en Septiembre cuando supe que nadie había escuchado mis recados, que mis monólogos solo se habían quedado en una maquina sin remitente final, que tu estabas lejos cerca del mar, del mar gris, el acerado, el sanador, el mar de Tijuana que debía regalarte sus tesoros, que debía de haber compartido sus minerales, sus olas, su arrullo, su enormidad que da miedo y luego abraza, ese mar que te acompaño mientras yo aquí, te buscaba tanto. Ese mar que guarda tus lagrimas mientras buscabas curarte y en donde y ahora se hacen olas recordándome que mas que llorar te gustaba reír, tenias una risa maravillosa que salía de repente y se hacía tan grande que llenaba cualquier espacio vacío. La risa era ese común denominador entre nosotros, la compartíamos porque juntos hacíamos música, podíamos evocar desde un oboe hasta una campanita, timbales, una flauta de pan, el violín que llora mientras ríe, el pandero. El mejor de los duetos a la hora de reír, podíamos pasar horas riendo y al final una sonrisa que duraba siempre.

Fue en Octubre cuando salen las lunas grandes, las que brillan mucho, las que iluminan la más obscura de las noches. Fue en octubre cuando te fuiste. Un día el aire se acabo, la asfixia se apodero de tus pulmones y tu cuerpo decidió sacar sus alas grandes y lanzarse al vuelo, como pájaro. Como colibrí con alas de colores brillantes, hermosas, que se mueven rápido con la misma rapidez que llegaste a instalarte en mi corazón, con la magia que encierra un ave que recoge lo más dulce de la fruta, como pájaro: como colibrí. Ese día te fuiste no sin antes darme un abrazo en sueños tan fuerte que lo sentí, frio, en la piel, reconfortante, me dijiste: todo va a estar bien y lo creo pero hoy llueve y llueve tan fuerte que la niebla nubla mi capacidad de entender.
lunar phases
 
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