Monterrey caliente

A la sombra 42 grados , en mi cuarto: un infierno Dantesco.
El fuego se pude hasta respirar, mi cama es de fuego, mis manos de fuego, mis pensamientos de fuego, y el ritual para invocar a l dios del fuego empezo.
Despacito, como es su costumbre, como le gusta, se empezó a manifestar y empezo a incendiarme lentamente.
Con solo pensarlo mi piel se enciende, escucharlo es un extasis total. Descubro que nunca dejo de vivir en mi piel y que su solo aliento me posee entera.
Le pertenece mi cuerpo, mis ganas, mis pensamientos, mis fantasias, mis mas ardientes fantasias dentro de mi cuarto, con 42 grados a la sombra.
Ojalá que la persona a la cual van siempre mis palabras siga llenandome.